martes, febrero 15, 2005

Sordos ruidos

y suenan las campanas de chapa.....
.....se abollan en festejos berretas...
...marcando la hora equivocada.......
clac.........clac....clac........clac............clac

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ahh, ¡eso era yo. . .! Eso era un sonido, algo rítmico. Supe que estaba muriendo, que mis últimas visiones eran sólo luces y destellos, sombras que se repetían una y otra vez, cada segundo, cada minuto y cada espasmo.
No comprendí cómo pero la sangre, casi por última vez, componía un ritmo: el bombeo. Me gustó.
No quise morir para seguir sintiendo el ritmo, la cadencia. Miré y vi todas las sombras que se imponían a las luces extravagantes.
Me sentí mejor y quise sentarme. Hice algo de fuerza y no pude moverme, estaba casi ciego. Tranquilamente, tomé mi reloj y lo atrasé todo lo que pude. Volví a tener hambre, y sed agobiante, sed que se hizo feroz, doliente bajando por la tráquea...
...Muchos cuerpos desnudos bailaron endemoniadamente bajo un campo de arroz y sobre un cielo de estacas con navajas. Bailaban y se encerraban agrupados, volvían a abrirse lastimados, lloraban y volvían a encerrarse. Quería estar y sentirlos junto a mí, lamer la sangre y engullir toda la carne que caía en pequeños trozos...
Estaba tullido el esternón hasta las clavículas. Tan bien me sentí que ya era joven. Tan joven.
Eso era yo. Música fea y sucia. La música que es fea y sucia. La música que todo la afea y lo ensucia. Estuve feliz porque era yo.
Pedí en voz alta que suban el volumen de la radio y no escuché.
Nadie miró nada.
Nada miró nadie.